Gracias a
Enrique Iglesias, Descemer Bueno y Gente D’Zona, nuestro barrio se ha hecho
mundialmente célebre, pues a pocos pasos de nuestra casa, justo al doblar la
esquina, fue filmado el videoclip de “Bailando”, el contagioso tema que triunfó
en los pasados Grammy Latinos y escaló posiciones en la Billboard y en Europa…
La amplia
explanada donde la compañía de Lizt Alfonso bailó la sensual coreografía del
video es la plazoleta de Belén, que debe su nombre al convento aledaño, cuyo
costado da justo al frente de nuestra terraza. Se trata de una construcción
emblemática de La Habana Vieja,
con historias, leyendas y misterios aún sin develar.
Sus inicios se
remontan a finales del siglo XVII, y comenzó a edificarse por órdenes del obispo
Diego Evelino de Compostela, quien lo destinaba a refugio de convalecientes
pobres. Desde 1704 lo ocuparon frailes belemitas bajo la advocación de San
Diego de Alcalá, y llegó a ser una escuela gratuita para medio millar de niños,
hasta que en 1842 la Corona Española
los desalojó y emplazó ahí oficinas gubernamentales.
Una década más
tarde, la reina Isabel II autorizó la fundación de un nuevo colegio en La Habana, e incluso envió a
los superiores a cargo de regentearlo, pero las cosas no fueron tan diáfanas
como creían: las autoridades coloniales no querían construir algo nuevo, y tras
desechar variantes, cedieron el vetusto edificio de los belemitas, a la sazón
ocupado por el Segundo Cabo y un batallón de infantería.
Para su
sorpresa, los enviados de la
Reina encontraron un inmueble casi en ruinas: paredes
hendidas, puertas y ventanas ocluidas, animales de tiro a resguardo, pañoles,
armones y una parte de la tropa aún en el lugar. Un verdadero desastre que los
padres, con estoicismo monacal, acotejaron el lugar y lograron desalojar a los
militares.
Aquel colegio
emprendió su primer curso escolar el 2 de octubre de 1854, y con el paso del
tiempo ganó prestigio por su claustro y por el esplendor del Observatorio
Físico Meteórico creado aquí por los jesuitas. Con la llegada del siglo XX y
una línea de tranvías en nuestra calle (Luz), el Observatorio agilizó su
irreversible decadencia. Aún así, el Colegio creó en 1907 una estación
sismológica que fue pionera en Cuba.
Estas son
apenas unas historias relacionadas con la plazoleta de Belén, escenario de
incendios, rumbas y aquelarres del San Isidro periférico, apenas incentivos
para venir a Casa 2 Hermanas y de aquí concertar una cita con la historia, de
esas que siempre tienen un final feliz…
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